Belén Gache

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   Videopoesía o cómo escapar de la página blanca

 

Texto para el catálogo del II Festival Internacional de Video Poesía 2006 - VideoBardo, Buenos Aires, noviembre de 2006

 

 

Poesía en movimiento
La búsqueda de “poner en movimiento” los textos literarios responde a una tendencia que, desde épocas de las vanguardias, apunta tanto a cuestionar los bordes de la literatura como a liberar a las palabras de los férreos límites de las páginas gráficas.
Además de la tradicional hoja blanca, la literatura experimental ha trabajado siempre, en este sentido, sobre todo tipo de soportes (recordemos, a modo de ejemplo, la escritura del cielo (sky-writing) del poeta David Antin, los “paisajes vivientes” de Helen Lessick -quien presentaba sus textos afeitados sobre los flancos de las vacas-, las escrituras sobre el agua, sobre los muros o sobre el mismo cuerpo humano). También ha trabajado con toda clase de elementos (lápices, punzones, pinceles, aerosoles, stencils, etc.), así como diferentes tipos de máquinas. La máquina de escribir, por ejemplo, fue celebrada por las novedosas y potenciales utilizaciones del espacio de las páginas que ofrecía. La primera poesía visual realizada con máquina de escribir -una mariposa dentro de un marco ornamental realizado con letras tipeadas- se registra en el año 1898 y fue realizada por una secretaria. A partir de allí, se han utilizado toda suerte de máquinas, desde el mimeógrafo hasta la fotocopiadora, pasando por el grabador de audio. A esta tendencia responden también los poemas realizados en film o video y, en las últimas décadas, los construidos a partir de medios electrónicos y digitales.

El videopoema y sus precursores
Tres films de las épocas de las vanguardias pueden ser especialmente considerados como precursores de la videopoesía: Anémic Cinéma, de Marcel Duchamp (1926), L'Etoile de mer, realizado por Man Ray sobre un poema de Robert Desnos (1928) y Le sang d'un poète, de Jean Cocteau (1930). Los juegos de palabras en forma de espiral patafísico del primero, los homófonos (si belle, Cybele!) y las estrategias ideogramáticas (estrellas de mar como flores de vidrio) del segundo y la concepción de que “cada poema es como un escudo de armas que debe ser descifrado” del tercero, los convierten en un referente obligado para esta forma a surgida a fines de la década del 60.

A medida que avanza el siglo XX, también pueden rastrearse otros importantes antecedentes, como el cine letrista de la década del 50 (particularmente con obras como el Traité de Bave et d’eternité, de Isidore Isou (en donde la sincronía entre el audio y la imagen aparece quebrada), el antifilm Hurlements en faveur de Sade, de Guy Debord (80 minutos consistentes en 20 minutos de pantalla en blanco con audio y 60 minutos de pantalla en negro, en silencio) o los films experimentales del poeta y novelista Maurice Lemaitre (por ejemplo Le film est déjà commencé? en donde el celuloide de algunas tomas del film de Isou aparece rayado, escrito y pintarrajeado a partir de la particular hipergrafía letrista). Con la aparición del video portátil, entre los años 1966 y 1975, se produjeron cientos de videocassettes alternativos y de video arte. Paralelamente, se registró la factura de otros tantos cassettes de videopoesía.
El concepto de “videopoesía” como género diferenciado del de “videoarte” surge también en esa época y se relaciona con la utilización de signos lingüísticos, pero por sobre todas las cosas, se relaciona con las posibilidades de puesta en movimiento de los mismos que presenta este medio.

 BELÉN GACHE.